MANTENGAN LA CALMA

Y EN ESTE CASO, NO CORRAN A LA SALIDA DE EMERGENCIA

La Doctora Adi
4 min readMay 4, 2022

Por hacer que pare, por vergüenza o incluso por miedo a hacerle daño emocional, sé que muchas veces cedes frente ante los berrinches. Buscas la salida de emergencia. No obstante, esta acción no es asertiva, pues generas en tu hijo mecanismos que le permiten desafiar las reglas de la familia, lo que nos lleva a perder autoridad. El niño entiende que esta es una forma válida de obtener poder sobre su madre, padre o cuidadores. Como no queremos que eso ocurra, a continuación te contamos qué hacer:

Lo primero que quiero es intentar, en conjunto contigo, definir qué es una rabieta. En mi experiencia, una rabieta, berrinche o pataleta es una reacción exagerada y enardecida, la cual consiste en un fuerte ataque de ira por parte del niño que incluye protestas, llanto e, incluso, el tirarse al suelo. Aunque parece un acto salido de la nada, es importante que sepas que la rabieta, ocasional en los niños, se considera parte de su proceso normal de maduración y se origina en una frustración por no poder imponer su voluntad.

Por lo cual, al ser un proceso esperado como parte de su desarrollo, lo primero que debes hacer tú como representante es no asustarte por esta reacción; si es algo que sabemos que puede ocurrir, estaremos mejor preparados para enfrentarlo. Lo segundo entonces será mantener el autocontrol y buscar ayudarlo en ese momento que no está de mejor ánimo; ojo, que ayudarlo puede implicar que siga la rabieta durante un tiempo. Recuerda que este es un acto momentáneo, pero la forma en que se maneja la situación va teniendo impactos que dejan su huella en el niño.

1.- Evita darle lo que pide cuando realiza la pataleta:

Puede ser lo más difícil. Porque muchas veces pensamos que la causa puede ser la solución (lee eso otra vez). Pero, si el niño tiene acceso al privilegio, entonces aprende que esta es la manera válida de poder obtener lo que quiere, pudiendo replicar esta conducta y aumentarla en frecuencia, duración y magnitud.

2.- Debes ser consistente en la corrección:

La consistencia es ser firme en las correcciones. No puede haber distintas consecuencias ante un mismo comportamiento. Tienes que establecer de forma fime y clara, con respeto y manteniendo la calma, qué está mal con su comportamiento y explicarle cómo puede expresarse sin patalear.

3.- La corrección debe ser inmediata:

Por más pequeña que sea la conducta siempre debes corregir desde el amor, paciencia y el respeto. Si se van acumulando actitudes desafiantes o agresivas,

4.- Se coherente:

Somos modelos a seguir para nuestros hijos. No podemos corregirles algo que nosotros mismos hacemos: gritar, descalificar, maltratar, etc. Y tampoco es válido sostener estas acciones bajo el lema “porque soy tu papá/mamá”; esta es una frase vacía si solo se utiliza para justificar actitudes incorrectas. El respeto es algo que se gana y debemos debemos cultivarlo en nuestros hijos para que sea mutuo.

5.- Evita corregir mediante un sentimiento de rabia o molestia:

Respira hondo. Las emociones son complicadas para tí también, más cuando las de tu hijo están a flor de piel. Debes distinguir de donde viene la respuesta y limpiarla de esos sentimientos; tu madurez emocional es mayor que la de tu hijo, que aún no sabe como manejar todas sus emociones, ni las ha experimentado todas. Recuerda… estás moldeando el comportamiento que el niño reproducirá a futuro, afectando su equilibrio emocional.

6.- Bajo ningún concepto puedes corregir con violencia:

Simple y sencillo: la violencia está mal. Por un lado, la violencia genera evitación y escape de las personas que les hacen daño física o emocionalmente; se desarrollan en él actitudes negativas como: odio, temor, resentimiento, etc. Por el otro, el niño aprende a ser agresivo. No asegura que el niño conozca la forma adecuada de comportarse. Lo único que vas a lograr es suprimir la conducta momentáneamente, por un precio más costoso en el futuro.

7.- Evita la sobreprotección:

Muchas rabietas parten de una solicitud por parte del niño de que sea el padre quien haga algo por él. Este tipo de consecuencias hace que el niño no sea independiente de los padres y, por tanto, no se autorregule; aprendiendo hacer incapaz de realizar actividades por sí solo, afectando su autoestima.

8.- Es importante que evites criticarle y/o compararlo:

Comentarios del estilo “¿Por qué eres así?” o “¿Te vas a poner a llorar por eso?, que carguen un tono de burla, quedan prohibidos. Cuestionarlo lo hará inseguro de sí mismo; a futuro eso se traducirá en la incapacidad de afrontar e iniciar situaciones.

9.- Haz una hora juegos con el niño:

Sip. No todas las soluciones a las rabietas vienen en el momento, algunas pueden venir antes.

Jugar es una necesidad de los niños (darles atención y afecto) y una oportunidad de fortalecer los vínculos familiares. Además, es un excelente espacio para conocer sus intereses y preferencias, conocer y desarrollar sus habilidades sociales, promover la expresión de sus emociones, aprender a esperar su turno, autorregularse, ayudarlos en sus procesos de atención y concentración, etc.

Finalmente, estimado lector una vez que la rabieta pasó, podemos manifestarle la alegría de que haya recuperado el control y enseñarle cuál habría sido la mejor manera de actuar o de expresar lo que sentía, estimulando el uso de palabras; sin duda, el respeto y valor que le demuestres son las claves del éxito. ¡Tú puedes!

En colaboración con Psic. Antonio Castañeda

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